lunes, 5 de noviembre de 2012

Capítulo 2


Leo estaba dispuesto a conseguir la amistad de Vero, quería saber de ella, si tenía a alguien en su vida, quería que ella lo quisiera en su vida. Desde 6º de primaria empezó a notar nuevos sentimientos hacia ella, algo más que una simple amistad y ahora, 4 años más tarde,  sigue sintiendo lo mismo. Intentó convencerse de que no era amor saliendo con otras chicas, apartandola de su vida. Ahora sólo se arrepiente de no haberse enfrentado a la realidad de que había conocido a alguien especial.

 Durante el día estuvo deseando que fuera la hora para volver a encontrarse con ella. A pesar de que estuvo bastante liado, no paraba de mirar el reloj. 

- Las 7 menos cuarto. ¡Joder! Que lento pasa el tiempo... 

- ¿Qué tienes que hacer, que estás tan desesperado porque sea la hora? - Miguel, su mejor amigo era un cotilla, tenía que saber todo lo que hacía o no le dejaba en paz.

- A ti que te importa. Tengo par de asuntos pendientes y punto. 

- Ya claro, ¿ asuntos pendientes ? Eso dicelo a tu madre, porque yo no me lo creo.

- Cree lo que quieras, de todos modos no te voy a decir qué es... y menos después de la putada que me hicistes - A pesar de que era su mejor amigo, no aguantaba que le sacara todo lo que tenía pensado hacer. Además, si le contaba que estaba colgado por una chica desde hacía años, se reiría de él y le tomaría por un chico sensible, y no podía permitirselo después de todo.

- Venga tío, no te hagas el duro. Sabes que la otra vez lo solté por tu bien.
- Sí claro, por tu bien dirás, porque fui yo el que acabó mal parado. Asique si quieres a alguien al que joder, puedes ir buscandote a otro.

- ¿Tan importante es para que no se lo puedas contar a tu mejor colega?

-Sea o no importante no te lo voy a contar. Y si fueras mi mejor 'colega' no habrías hecho lo que hicistes- Leo ya estaba cansado de tanta insistencia, asíque dejó de arreglar el coche del taller y se dirigió a la salida.

- Joder, ¿sigues dando la lata con lo que ocurrió? Pues vale, tu ganas. Pero vuelve anda, que tienes que terminar de arreglar el coche hoy. De todos modos no creo que lo que tengas que hacer hoy sea tan importante como para ponerse así...

- ¿Y tu sigues jodiendome con lo que voy a hacer hoy? Mira que estás pesado hoy...- Leo volvió a su trabajo, y no volvió a levantar la cabeza hacia el reloj para que su amigo no preguntara más.
Cuando terminó con el coche se fijó en el reloj, ya eran las 9 menos 20.

-Joder, se me ha hecho tarde, adiós tío - Leo cogió su mochila y antes de que su amigo le pudiera contestar desapareció.

Como no le iba a dar tiempo, se lavó el cuerpo por encima y rápidamente salió hacia el parque, donde encontró a Verónica el día anterior. Después de buscarla un rato, se fijó en una chica que venía con el mismo perro, sonrió por haber llegado a tiempo, pero cuando se fijó, vió que no era ella. Era una chica muy parecida a ella, su hermana.

-Hola - Leo sonrió a la chica.

- Hola - la chica le respondió con una amplia sonrisa en la cara.

- Oye, ¿no es tu hermana la que saca al perro a estas horas? -Leo conocía a la chica asique no se molestó en ir directo al grano.

- ¿Quién, Verónica? 

- Sí, ¿le pasa algo? - Leo se sentía decepcionado, llevaba todo el día esperando la hora y ella no había aparecido.

- No, que va. Lo que pasa es que está con exámenes y me pidió que le sacara al perro por esta vez. Si quieres le puedo dar un recado - Bea no pudo disimular la sonrisa que se le vino a la cara al pensar que probablemente Vero y el chico tuvieran algo y no lo  quisieran decir.

- No, no pasa nada. Sólo preguntaba porque me extrañaba no verla por aquí, nada más. Gracias.

Para disimular un poco, Leo caminó recto, hacia una tiendita de un anciano. Compró unos caramelos de menta y se fue a su casa. Esa noche no pudo dormir, pensando en ella. Tenía tantas ganas de verla, que ahora se sentía estúpido. Después de varios minutos dando vueltas en la cama, le entró sueño y durmió. Esa noche soñó con ella, con lo que podría pasar en un futuro. Sonrió.

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Al otro lado de la calle, Verónica no podía concentrarse en estudiar. No sabía por qué, pero recordaba a Leo, su sonrisa, su cara, sus ojos. Dudaba si un chico como él, tan atractivo y simpático, se podría fijar alguna vez  en ella, una chica corriente que nunca ha dado su primer beso.

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