lunes, 19 de noviembre de 2012

¿Estás bien?

Are you OK? Simples palabras que me cuestan expresar, y aún siendo en otro idioma, me echa para atrás. ¿Porqué es tan fácil hablar de cosas buenas, pero a la hora de querer abrir a esa persona sus sentimientos, me achico? 
I love you. Otra palabra que deseo decir, pero que me es tan difícil expresar. Pensamientos ante ese momento: 

1. ¿Se reirá de mí?
2. ¿No querrá compartir su tristeza?
3. ¿No le importo? 
4. Quizás, ¿no me considera su amiga?
5. ¿Le hará daño que recuerde su dolor?

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Tantas posibles respuestas, y ningún indicio de que sea bueno. ¿Es mejor hacer como si no pasara nada? ¿Poner tu mejor sonrisa y hacerlo olvidar? ¿Y si realmente me necesita? ¿Debo decirle que quiero ser su hombro el cual debe apoyarse siempre que lo necesite?

¿Qué es lo que pasa por tu cabeza? Me gustaría saber leer la mente de las personas, para poder entenderte y hacerte más feliz. ¿Querrías que fuera yo la que intentara animarte?

Y las preguntas continúan. La confianza que siempre he intentado mantener en mí misma, se derrumba ante estos momentos. Pero el mensaje es el mismo, quiero tu felicidad. No te pido nada a cambio, sólo que compartas ese sentimiento y me dejes estar en tu vida, como amiga, no pido nada más. 



sábado, 17 de noviembre de 2012

Capítulo 4


Horas antes, en otra parte de la cuidad, Valeria estaba temblando de camino al centro comercial. Hoy tenía una cita con un chico que apenas conocía, pero estaba convencida de que les iría genial. Lo había conocido por medio de Internet, gracias a unas amigas suyas que le hablaron muy bien de él. Decía llamarse Jorge, era un chico muy rebelde, o eso es lo que mostraba a simple vista. Aunque ella sabía que en el fondo era un buen chico. Se habían visto en varias fotos, aunque nunca en persona. De ahí los nervios de la chica ante esa cita. 

Cuando llegó al lugar indicado, no le costó encontrarlo. Estaba apoyado en una barra de metal enfrente del bar.  A decir verdad, era más guapo que en las fotos. Tenía el pelo rubio revuelto, unos grandes labios y unos ojos que le derretían con la mirada. Y si fuera poco, ¡estaba bastante cachas! Al aproximarse a él, le costaba hablar. Estaba demasiado nerviosa y no quería mostrarlo. Ante ese breve silencio, Jorge decidió hablar.

- Hola... Has llegado antes de lo que pensaba. ¿Te encuentras bien? - Valeria notó que su intento de mostrar indiferencia le había fallado.

- Hola. Es que el bus llegó antes de lo esperado. Si estoy bien, gracias. Ya sabes, soy un poco tímida y eso... 

- Jaja. No te preocupes mujer, que hay confianza. Bueno, ¿a dónde quieres que vayamos?

Dicho eso, Jorge la encaminó hacia un lugar fuera del centro comercial, en donde nadie los vería. Durante unas horas hablando y hablando, Valeria empezó a coger confianza y soltarse más.  De repente, hubo un incómodo silencio, por lo que el chico tomó la iniciativa y se acercó para besarla. Después de ese beso, llegó el otro, y así sucesivamente. Hasta que el chico perdió el control, esa chica le gustaba mucho. Demasiado. Mataría por ella. Matar, que buenas palabras. Dirigió su mano hacía las caderas de la chica, sin dejar de besarla. La chica notaba que se le había ido de las manos. No podía permitir que el chico llegara a actos mayores. Pero cuando se dio cuenta ya era tarde. 

- Para, para... - la chica insistía, pero sin éxito. Jorge ya estaba muy ido. No había quien lo pudiera detener ahora. No, ahora no.

- ¡Que pares, joder! - Valeria consiguió soltarse de Jorge y seguido le dio una bofetada. Estaba avergonzada, furiosa, enfadada.  Se levantó del banco y se dirigió de nuevo al centro comercial. Pero algo lo impidió, Jorge estaba cegado. Tras haberle pegado una bofetada, éste había enfurecido. Ahora no la iba a dejar escapar, tenía que pagar por sus actos. La arrastró de nuevo hacia sí, después de agarrarla con violencia de la muñeca. La besó con furia, la empujó hasta un rincón cercano. Valeria estaba aterrorizada, no podía creerse lo que le estaba pasando. Intentó escabullirse, pero no tuvo suerte. Ya no podía hacer nada. 

El chico la trataba con furia. La besaba con violencia. Le rompió la camisa con un solo movimiento haciéndola quedar semidesnuda. Ya la tenía. La quería. Por nada del mundo iba a parar ahora. Recorrió el cuerpo de la chica con las manos, y en menos de un minuto ya era suya. Ya nada del mundo iba a cambiar eso. Sin duda, ése era el peor día de Valeria.

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Si el día en que vio a Leo se había puesto coqueta, hoy tenía que ponerse más guapa aún por si lo veía. Asique se puso su mejor conjunto, se colocó su flequillo, con su gran melena negra al aire y se pintó la raya del ojo con un color negro, que le favorecía mucho. Se puso el mismo brillo de labios después de hidratarse la piel con su crema. Se colocó la única pulsera que le quedaba bien, y otra que le trajo Alex de Italia. Se echó su mejor perfume en el cuello, ropa y cachetes. Llamó a su perro, salió a la calle y caminó por el parque. Buscó entre otras caras la de Leo, pero no lo encontró. Se sintió estúpida por hacerse ilusiones tan rápido, y cuando terminó el perro de dar vueltas por la tierra, se dirigió a su portal. Se giró hacia atrás buscando su cara, pero no sirvió de nada. Cuando giró de nuevo la cara hacia alante, se sobresaltó. Se encontraba a escasos centímetros de Leo.

-¡Anda! ¡Qué susto! - dijo Verónica riéndose.

- Lo siento, pensé que me habías visto - se disculpó Leo- ¿Buscabas a alguien? 

- No, sólo escuche a alguien detrás de mí, y era para asegurarme - mintió Verónica.

- Y yo que pensaba que ya te había conquistado,que decepción. - Dijo burlándose de ella.

- Pues no va a ser la última vez que te decepciones, asique vete acostumbrándote - dijo Verónica desafiante.

- Jajaja, no creo que me haga tanta falta acostumbrarme. No son muchas las que se resisten a mí, y cuando lo hacen, no tardan mucho en caer. 

- Créeme, siempre hay una primera vez para todo. No creo que tú te libres. 

- Jajaja, quién sabe. Para una vez que me hablas tanto, lo haces para desanimarme, ¿has visto qué mala que eres conmigo?

- Perdona, aquí el que ha empezado con este juego has sido tú, si mal no recuerdo.  Y si tan mala soy, no tienes más que seguir tu camino y pasar de mí. Que no quieras es otra cosa... - la chica se sentía victoriosa por lo que había dicho.

- Pero si tu no quisieras seguirme el juego ya habrías entrado al portal. 
- Pues eso es justamente lo que voy a hacer- Vero no quería dejar de hablar con él, pero sí que quería fastidiarlo un poco y demostrarle que no era imprescindible para ella.

Cuando cogió sus llaves para abrir el portal, Leo se dio cuenta de que la chica hablaba enserio y le cogió las llaves, escondiéndolas tras de sí.

-¿Qué es lo que ibas a hacer, que no me quedó muy claro?- dijo Leo, con una sonrisa triunfal en la cara.

- Pues hasta que me quitaste las llaves, entrar en mi casa. Y ahora, dame las llaves - Cambió su cara alegre por una cara enfadada fingida.

- Hasta que no digas que era mentira lo que me dijiste y admitas que estás locamente enamorada de mí no te las daré. 

- Es que mi madre me enseñó de pequeña a no mentir,  y si lo hago, deshonraría a mi madre.

- Ya claro, lo que no quieres admitir que tengo razón. Venga, sigo esperando.

- Leo, dámelas. Por las buenas te lo digo.

- ¿Y qué harías por las malas, tocar el telefonillo y decirle a tu madre que te están molestando? - Leo se estaba divirtiendo con Verónica, aunque a ella se le estaba agotando la paciencia.

- No, por si no lo sabías, estuve varios meses en clases de defensa personal, y créeme, aprendí mucho en eser tiempo. ¿Quieres probar?

- Jajaja, mira que miedo me das. Te las doy porque soy un buen chico, pero a la próxima no me dejaré llevar por mi bondad. - Leo le devolvió las llaves a Verónica, quien las cogió con fuerza y le hizo una mueca de enfado.

- Ya claro, sobretodo un buen chico. Que gracia - dijo Vero después de haberse asegurado de abrir la puerta del portal.

Esta vez, después de entrar al portal, Vero se giró para ver si seguía allí. 
Cuando Leo vio que se giró para mirarlo, sonrió y siguió su camino. Hoy, había dado un paso más hacia la chica.

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Cuando Vero entró en su casa, vio a su madre con cara de disgusto.

-¿Por qué has tardado tanto, Vero? - Dijo su madre enfadada.

- Es que de vuelta a casa, Chiqui vio a otro perro y fue corriendo detrás de él. Y como no lo llevo con correa, me costó un montón cogerlo. - Chiqui era el nombre de su perro, llamado así por lo pequeñito que es.

- Bueno, pues a la próxima llévalo con correa, no vaya a ser que tenga la suerte de que se escape y no lo encuentres - su madre desde siempre demostraba a sus hijas que no estaba de acuerdo con la llegada de Chiqui, aunque en el fondo le tenía cariño.

Vero se dirigió al baño para ducharse. No creyó que se libraría de esa bronca, pero lo consiguió. 

- Si es que en el tema de las mentiras, soy la mejor - Dijo para sí misma camino a la ducha.

Cuando viera a Leo, le echaría en cara la casi-bronca de su madre.

Ya daba por hecho que lo volvería a ver, que volvería a hablar con él. Se estaba convirtiendo en costumbre el pensar en él, en hablar con él. Aunque siempre se sintió atraída por Leo, nunca podría pensar llegar a enamorarse.

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Valeria llegó aterrada a su casa, aún no se podía creer lo que le había ocurrido. Se preparó un baño de sales minerales y se relajó mientras intentaba no recordar lo sucedido. Pasó una hora desde que se había metido en la ducha, por lo que no tuvo otra que salir de la ducha antes de que el cuerpo se le arrugara por completo. Cuando salió de la ducha ya eran las 20:45 de la noche, por lo que se puso su pijama y se dirigió a la cama, con la esperanza de que todo lo que le había ocurrido fuera un sueño. 

jueves, 8 de noviembre de 2012

Capítulo 3.


- Vero, levántate ya o llegarás tarde a clase - su madre, como siempre, le despertaba con un grito en vez de una cálida voz diciéndole ' Venga cariño, que si no te levantas ya, te vas a perder ese examen tan importante que tienes'.

- Ya estoy.... - Aunque lo cierto es que no se levantó hasta unos 5 minutos más tarde.

Cuando entró al instituto, fue directa a sus amigas, que se encontraban en el sitio de siempre.

- ¡Buenos días! - Vero se encontraba muy feliz ese día, aunque no había motivo alguno.

- Gracias a dios. Vero, me tienes que ayudar con esto, por favor - Gisela le enseñó la página del libro en la que dudaba con cara de amargada- Te fui a llamar anoche y como pensé que estarían durmiendo me conecté al MSN, pero no estabas.

- Ya, es que estuve súper estresada estudiando. No me entraba nada, hasta le pedí a mi hermana que sacara al perro por mí. Pero bueno, esto es lo que te explique el otro día, que cuando hay un número o una 'x' u otra letra, y después tiene un paréntesis, tienes que... - Vero empezó a explicarle a Gisela cómo se resolvía una operación de una ecuación. Se le daban muy bien las matemáticas, por eso siempre ayudaba a sus amigas.

- Gracias cariño. Por fin, ¡ya sé hacerlo! - a Gisela le costaba mucho mates, por eso cuando entendía algo, se emocionaba un montón.

- Jajaja, de nada - Justo en ese momento sonó la alarma. Ahora su infierno, examen.

Después de terminar el examen, tuvo que esperar a que se acabara la hora, por lo que se puso a estudiar religión para examinarse a la siguiente hora. Al ir al recreo, le contó a sus amigas varias cosas, entre ellas, les contó lo de Leo, lo sorprendida que se quedó al haberle hablado, justo después de soñar con él y también que no podía dejar de pensar en él desde su sueño.

-¡Anda enamorada! Sólo te saludó y ya estás hablando de él sin parar, si es que contigo no hay remedio... - Alexandra, era una de sus mejores amigas y además la prima de Gisela.

"Alex", así es como la llamaban sus amigas, era una chica alta y con una gran melena marrón chocolate. Tenía los ojos verdosos y al igual que Vero, era una chica de piel blanca. Poseía un humor que siempre sacaba una sonrisa a sus amigas y pese a ser la más mayor del grupo, se comportaba como una loca adolescente, de ahí el miedo de la madre de Gisela al dejarla a su cargo, aunque en el fondo era una chica muy responsable y madura.

- No es que me guste, sino que me extraña un montón que me hable... además ustedes saben que soy súper enamoradiza, enseguida me encapricho de alguien.

-Ya claro. Excusas. Pero que casualidad, que el día en que sueñas con él, venga y te salude. Si yo te lo dije el otro día, estáis predestinados a estar juntos - Silvia, su mejor amiga de todas, había estado con ella desde primaria, por eso más que ninguna conocía a la perfección la relación de Vero con Leo en su infancia.

-Ya, eso es lo que me parece raro. Ha cambiado mucho, está más guapo que antes. Y tu qué, ¿eres una médium ahora? Predestinados... ¡si pareces mi abuela!

- Vero soltó una carcajada por lo que su amiga le había dicho, aunque no podía evitar sentirse tentada ante esa idea.

-  ¿Médium?, ¡a veces pienso que sí! Últimamente todo lo que digo o pienso acaba ocurriendo... Y Leo a mí no me parecía exactamente guapo. Era bonito y eso, pero muy tímido y casi no nos hablaba, parecía un pringado. - Vero se ofendió un poco al escuchar a su amiga diciéndole eso de Leo. A ella siempre le atrajo, sabía que no era muy guapo de pequeño, pero sí que era muy buen niño, y eso era lo que le gustaba de él.

- Que mala que eres. De tímido ahora no tiene ni un pelo... Y a ti claro que no te hablaba, si me acuerdo que lo odiabas a muerte por aquel día que sin querer te manchó tu hoja de dibujos. Te pusiste histérica, y claro, el pobre Leo te acabó cogiendo miedo.

- ¿Enserio Silvia era tan antipática? Joder, eso ya no se ve... Bueno, ¿a que no sabéis qué? - esta vez Gisela cortó la conversación para decirles algo que las iba a dejar sin palabras.

- ¿Qué? - dijeron todas enseguida, deseosas de escuchar lo que iba a decir.

- Conocí a un chico hace unas semanas, y no les he dicho nada para asegurarme de que todo nos iba bien. Bueno, el tema es que ayer me llamó y me pidió salir ¡y le he dicho que sí! Esta tarde vamos a quedar para vernos, y quien sabe, quizás sea la primera en dar un beso de nosotras - Gisela era una chica muy extrovertida, con la melena larga y oscura, como Pocahontas. Tenía los ojos marrones y una amplia sonrisa que resaltaban ante esa piel oscura.

- ¡Qué fuerte! Y yo que quería ser la primera en darlo, jajaja.- Verónica se alegró mucho, ya que su amiga nunca había mencionado nada sobre relaciones ni chicos.

-Y qué escondido te lo tenías - Dijo Silvia.

- Yo que soy tu prima, me entero ahora, ¡qué fuerte! - Alexandra se alegró por su prima, pero se hizo la ofendida.

- Y era con él con quien hablabas en la fiesta, ¿verdad? - en ese instante Vero miró a Alex, comprendiendo así el misterio de esas llamadas.

- Si, lo siento por haberlas dejado un poco apartadas ese día..

- No pasa nada, pero dime, ¿lo conocemos? - Alex quería saberlo todo.

- No, es el hijo de un amigo de mi padre. Nos presentaron en una cena y desde ahí somos inseparables. Se llama Eric - en ese momento sonó la alarma.

- A la salida nos lo cuentas todo, que no se te olvide ni un solo detalle- la voz de Silvia sonaba desafiante, para que así Gisela no se pudiera librar de la cantidad de preguntas que le harían sus amigas.Tras eso, se despidieron y se dirigieron a sus clases correspondientes.

Al terminar, se reunieron para despedirse y se dirigieron a sus casas. A las chicas se les había olvidado por completo la conversación pendiente con Gisela.
Silvia y Vero iban juntas hasta sus casas, ya que les quedaba a dos manzanas cada casa. Después de una rápida despedida y un pequeño paseo hasta su portal, se encontró con Leo, a quien le dirigió una sonrisa.

- ¡Hola! - esta vez fue Vero la que empezó a hablar, estaba tan alegre que se dejó llevar.

- Hola, ¿qué tal estás? - Leo también estaba muy contento, sólo haberla visto le llevó una sonrisa a la cara, pero cuando le saludó no pudo evitar sentir un revoloteo en su estómago.

- Muy bien, ¿y tú?

- Genial. Bueno hoy soy yo el que se tiene que ir, ya nos veremos por aquí. Cuídate

- A Vero le apenó que se fuera, odiaba que se fueran antes que ella, pero al igual que él, tenía que irse de ahí, si no su madre se preocuparía por llegar tarde.

- Adiós. - Y con esa sonrisa en la cara, se dirigió a su casa.

Llegó alegre, demasiado. Su madre al verla se extrañó.

- ¿Qué tal el examen? Por lo que veo estuvo genial,  ¿no? - la madre supuso que le salió bien por esa sonrisa que se le escapaba de la boca.

- Voy a sacar un 10, ¡ya verás! - Seguidamente se cambió y se dirigió a la cocina para almorzar. Hoy sin motivo alguno, era uno de sus mejores días.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Capítulo 2


Leo estaba dispuesto a conseguir la amistad de Vero, quería saber de ella, si tenía a alguien en su vida, quería que ella lo quisiera en su vida. Desde 6º de primaria empezó a notar nuevos sentimientos hacia ella, algo más que una simple amistad y ahora, 4 años más tarde,  sigue sintiendo lo mismo. Intentó convencerse de que no era amor saliendo con otras chicas, apartandola de su vida. Ahora sólo se arrepiente de no haberse enfrentado a la realidad de que había conocido a alguien especial.

 Durante el día estuvo deseando que fuera la hora para volver a encontrarse con ella. A pesar de que estuvo bastante liado, no paraba de mirar el reloj. 

- Las 7 menos cuarto. ¡Joder! Que lento pasa el tiempo... 

- ¿Qué tienes que hacer, que estás tan desesperado porque sea la hora? - Miguel, su mejor amigo era un cotilla, tenía que saber todo lo que hacía o no le dejaba en paz.

- A ti que te importa. Tengo par de asuntos pendientes y punto. 

- Ya claro, ¿ asuntos pendientes ? Eso dicelo a tu madre, porque yo no me lo creo.

- Cree lo que quieras, de todos modos no te voy a decir qué es... y menos después de la putada que me hicistes - A pesar de que era su mejor amigo, no aguantaba que le sacara todo lo que tenía pensado hacer. Además, si le contaba que estaba colgado por una chica desde hacía años, se reiría de él y le tomaría por un chico sensible, y no podía permitirselo después de todo.

- Venga tío, no te hagas el duro. Sabes que la otra vez lo solté por tu bien.
- Sí claro, por tu bien dirás, porque fui yo el que acabó mal parado. Asique si quieres a alguien al que joder, puedes ir buscandote a otro.

- ¿Tan importante es para que no se lo puedas contar a tu mejor colega?

-Sea o no importante no te lo voy a contar. Y si fueras mi mejor 'colega' no habrías hecho lo que hicistes- Leo ya estaba cansado de tanta insistencia, asíque dejó de arreglar el coche del taller y se dirigió a la salida.

- Joder, ¿sigues dando la lata con lo que ocurrió? Pues vale, tu ganas. Pero vuelve anda, que tienes que terminar de arreglar el coche hoy. De todos modos no creo que lo que tengas que hacer hoy sea tan importante como para ponerse así...

- ¿Y tu sigues jodiendome con lo que voy a hacer hoy? Mira que estás pesado hoy...- Leo volvió a su trabajo, y no volvió a levantar la cabeza hacia el reloj para que su amigo no preguntara más.
Cuando terminó con el coche se fijó en el reloj, ya eran las 9 menos 20.

-Joder, se me ha hecho tarde, adiós tío - Leo cogió su mochila y antes de que su amigo le pudiera contestar desapareció.

Como no le iba a dar tiempo, se lavó el cuerpo por encima y rápidamente salió hacia el parque, donde encontró a Verónica el día anterior. Después de buscarla un rato, se fijó en una chica que venía con el mismo perro, sonrió por haber llegado a tiempo, pero cuando se fijó, vió que no era ella. Era una chica muy parecida a ella, su hermana.

-Hola - Leo sonrió a la chica.

- Hola - la chica le respondió con una amplia sonrisa en la cara.

- Oye, ¿no es tu hermana la que saca al perro a estas horas? -Leo conocía a la chica asique no se molestó en ir directo al grano.

- ¿Quién, Verónica? 

- Sí, ¿le pasa algo? - Leo se sentía decepcionado, llevaba todo el día esperando la hora y ella no había aparecido.

- No, que va. Lo que pasa es que está con exámenes y me pidió que le sacara al perro por esta vez. Si quieres le puedo dar un recado - Bea no pudo disimular la sonrisa que se le vino a la cara al pensar que probablemente Vero y el chico tuvieran algo y no lo  quisieran decir.

- No, no pasa nada. Sólo preguntaba porque me extrañaba no verla por aquí, nada más. Gracias.

Para disimular un poco, Leo caminó recto, hacia una tiendita de un anciano. Compró unos caramelos de menta y se fue a su casa. Esa noche no pudo dormir, pensando en ella. Tenía tantas ganas de verla, que ahora se sentía estúpido. Después de varios minutos dando vueltas en la cama, le entró sueño y durmió. Esa noche soñó con ella, con lo que podría pasar en un futuro. Sonrió.

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Al otro lado de la calle, Verónica no podía concentrarse en estudiar. No sabía por qué, pero recordaba a Leo, su sonrisa, su cara, sus ojos. Dudaba si un chico como él, tan atractivo y simpático, se podría fijar alguna vez  en ella, una chica corriente que nunca ha dado su primer beso.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Capítulo 1.


[- ¡Que no, que no voy a hacerlo! -dijo Vero, algo indispuesta.

- Venga ya, tía. No tienes nada que perder- Gisela, una de las mejores amigas insistía, porque tenía un buen presentimiento de lo que decía, siempre lo tenía.

- Ya claro, más te vale... lo hago, pero como no sea lo esperado de verdad que te la llevas.

-Que verás que si, tonta. - Su amiga respiró aliviada al conseguir convencerla. Vero era muy cabezota, pero siempre acababa por pensar lo que le decían.

Verónica fue caminando hacia él, muy insegura de lo que pasaría, pero con esa mirada de enamorada que ponía cuando lo veía.

-¡Hola! ¿Te acuerdas de mí? Si no me equivoco, nosotros estuvimos juntos en primaria, ¿no?- La chica respiró aliviada al soltarlo de una vez.

-¡Eh, Hola Vero! Claro que me acuerdo. ¿Qué tal te va todo?- Leo era un chico muy atractivo. Era su vecino, y desde que lo conoció no podía quitárselo de la cabeza.

-Muy bien, ¿y a ti qué tal todo?- Ella se sonrojó  al pensar que se había acordado de ella.

Durante la tarde pasearon por el parque, charlando sobre todo lo que les había pasado después de hablarse por última vez. 
Tras un hermoso día junto al chico del que estaba locamente enamorada, llegó el triste momento de despedirse. Leo la había acompañado hasta el portal de su casa, esperando el momento para poder hacer lo que más quería desde hacía años. 

- Bueno, ya nos veremos - Vero estaba desilusionada, no era el final del día que esperaba tener. Quería un día de película, con un bonito beso a su despedida.

- Eso espero - tras esas palabras, ella giró entorno a su puerta. 

De repente, comprendió que era la única oportunidad que tenía de cumplir lo que tantos años atrás había deseado, por lo que dio la vuelta, rumbo a sus labios. 

Segundos antes, Leo no comprendía porqué había sido tan tonto como para haber dejado escapar esa oportunidad. Por lo que se acercó más a ella, preparó sus labios y se dispuso a girarla con un movimiento rápido, aunque los cálculos le fallaron. En ése momento la chica se giró, provocando  un leve roce entre sus labios. Los dos no desaprovecharon la oportunidad y...]

- ¡Verónicaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Levántate ya, gandula. Son las 11 y media y sigues durmiendo - su madre odiaba que desayunara tarde, porque después no le entraban ganas de almorzar.

- ¡Pero si es sábado! Histérica...- eso último lo dijo bajito, por si la escuchaba su madre. 

Verónica se levanto desanimada. Odiaba que le despertaran cuando tenía un bonito sueño. Ella era una chica muy delgada, de estatura media y una gran melena castaña con bonitas ondulaciones que le llegaba a la mitad de su espalda. También tenía unos grandes ojos marrones que resaltaban por su blanca piel y una bonita sonrisa que marcaba un pequeño hoyuelo a su derecha. 
Como siempre, se dirigió al lavabo, se mojó un poco la cara y se hizo un moño mal hecho para disimular el pelo rebelde que se le ponía al levantarse. Se dirigió a la cocina y se  preparó una taza de leche con cola Cao. Después de darle varios sorbos a su vaso y comerse unas cuantas galletas, caminó hasta el baño, se lavó los dientes y entró en su habitación. Pasó toda la mañana ordenando y limpiando su cuarto mientras escuchaba una y otra vez la interminable lista de música de su ordenador. Seguidamente, su madre la llamó para almorzar.

Después de lavarse los dientes, se dirigió a su pequeño portátil y entró al MSN. Buscó entre todos sus contactos hasta encontrar lo que encontraba. Alexandra estaba conectada. Justo en el momento en el que iba a hablarle, su amiga se le adelantó.

- Holaaaaaa! ¿Qué tal te has despertado?¿ Cansada por la fiesta de anoche? - Como siempre, Alexandra había sacado tema antes de dejarla contestar.

- Pues fatal, parezco un zoombie. Ya ni me acordaba el por qué estaba tan cansada. ¿Y tú que tal te levantaste? - Vero olvidó por completo la fiesta de la noche anterior. El cumpleaños de aquella amiga tan extraña que tenía Alexandra la había agotado por completo.
 
- Pues la verdad es que yo estoy genial... llegué a mi casa temprano y como estaba agotada conseguí dormirme enseguida. Oye, ¿no vistes ayer a Gisela? Se pasó la mitad de la fiesta con el teléfono en la mano. Te digo yo que algo esconde... 

- Jaja, ¡que cotilla que eres! Pues sí estuvo un rato con el móvil, pero no se... alomejor es la madre, que tu más que nadie sabes como es. Seguramente estaría preocupada por ella y por eso la llamaba tanto... porque de ti no se fía! jajaja

- Jajaja, que mala que eres. Bueno bicho, me tengo que ir ya. Un besazo! - Seguidamente, Alexandra se desconectó. En ese momento, Silvia se conectó. 

- ¡Hola pija! - esta vez, Vero no dejaría que se le adelantaran.

- ¡Hola! ¿Qué tal estás? 

- Pues bien, aún cansada por lo de ayer. ¿Y tú? Oye, ¿sabes con quién soñé ayer?

- Yo bien. Aver, deja que adivine. Mm... ¡Con Sergio! - Sergio era un amigo de Vero, del que estuvo colada desde su entrada al instituto.

-  Buen intento, pero no. Con Leo, ¿te acuerdas de él?

- ¿Leo el del colegio? Claro que me acuerdo. ¡Si estaba enamorado de ti!

- ¿De mi?, si éramos sólo amigos... 

- Ya, pero tu no querías sólo eso. Además se le notaba que estaba como loco por tí, ¿no veías como te miraba? Pero eres tonta y no aprovechaste la oportunidad.

- Pero era una cría. Si ahora me da palo estar con alguien, imagínate a esa edad. 

- ¡Anda tonta! Lo que te perdiste. Y bueno, ¿qué soñaste?

- Pues te cuento, aunque mi madre como siempre me arruinó el sueño. Bueno, estaba Gisela intentando convencerme hablarle a Leo, porque tenia un "buen presentimiento" de lo que pasaría. Al parecer yo estaba coladita por él  y él por mí. Pasamos todo el día juntos, y a la hora de la despedida, como en cualquier película de amor, iba a haber un beso de amor.

- ¿Cómo es eso de que IBA a haber un beso de amor?

- Pues lo que te dije, justo en ese momento mi madre me despertó. Asíque no hubo beso ni final feliz. Pero bueno, para finales felices ya están las películas románticas, que por cierto, me he enganchado a las películas de amor...

- Será porque estás enamorada. Y no me lo habías contado, ¡qué fuerte! 

-  ¿Enamorada? Que más quisiera yo... Bueno, te tengo que dejar. Mi madre me está llamando para ayudarla con la ropa. Después hablamos, ¿vale? Un besito. 

Verónica cerró el MSN y se puso a ayudar a su madre. Durante la tarde estuvo haciendo algo de deberes. A las 8 y media de la noche decidió sacar al perro. Como Vero era muy coqueta, le gustaba ir bien vestida incluso para sacar al perro, por lo que se puso uno de sus mejores pantalones pitillo y una blusa que dejaba al descubierto su hombro derecho con estampados muy veraniegos. Se puso su flequillo recto con el pelo suelo, dejandole ver unos bonitos rizos. 

Al salir del portal, se acercó al parque de siempre. Después de dar un paseo con su perro, se dirigió al portal. Tras dar unos pocos pasos, se encontró con Leo, el chico del que tanto habló con sus amigas. Como siempre, hizo caso omiso de su presencia, aunque en realidad se fijó mucho en él. Estaba impresionada, había cambiado mucho desde que eran amigos.  Ahora tenía el pelo largo, más o menos como el famoso Justin Bieber cuando saltó al estrellato, con un tono castaño claro. Además, había crecido bastante y su piel morena hacía que resaltaran esos dientes blancos digna de una sonrisa perfecta, que a más de una chica le habría dejado sin aliento. En ese momento recordó el sueño que había tenido esa noche, lo que provocó que sus mejillas se sonrojaran. 

-Hola - Leo la saludó con esa sonrisa irresistible. Había notado como la chica se sonrojaba segundos después de cruzar sus miradas.

- Hola... -  Vero estaba aturdida, no sabía si la había hablado de verdad o sólo era fruto de su imaginación. Creía que ya no se acordaba de ella, durante los años que estuvieron juntos en clases, él la saludaba siempre. Pero con el paso del tiempo, dejó de hacerlo.  ¿Sería coincidencia haber soñado con él, o todo eso lo había planeado el destino?

- Tú estabas conmigo en la escuela, ¿verdad? 

-Sí. ¿Tú eres el primo de Pablo, no? - Pablo era otro compañero del colegio. Vero recordaba perfectamente  su amistad con ellos durante su niñez aunque no comprendía como había cambiado tanto su amistad.

-El mismo.

Durante unos segundos, hubo un incómodo silencio entre ellos, asíque cuando la chica iba a empezar a caminar hasta su casa, Leo decidió seguir hablando.

- ¿Y en qué instituto estás ahora? 

-  En el Santa Sofía, ¿y tú?

- Pues bueno... yo ahora mismo no estoy estudiando. Me han expulsado. Pero eso es otra historia.

 - Ya claro... Bueno me tengo que ir ya. Adiós - Sin esperar respuesta, la chica se dispuso a entrar. Estaba decepcionada, comprendía que no era nadie para él. Y menos para ganarse la confianza necesaria como para comentarle tales cosas.

- Adiós. Ya nos veremos, o eso espero - Leo le contestó justo a tiempo. Eso le hizo sacar una sonrisa a la cara de la chica, que entrecruzaron sus miradas durante varios segundos. Acto seguido, la chica abrió la puerta y se perdió en las sombras.

Aunque Vero no se dio cuenta, Leo esperó a que desapareciera de ése portal para irse. Llevaba mucho tiempo pensando en ella, y hoy decidió dar un paso adelante.

Empezando de cero.

Y como lo prometido es deuda, aquí les dejo el Epílogo del renovado libro, y a continuación subiré el primer capítulo. 


Un bonito día

Verónica es una chica normal, con una vida normal, aunque ella piensa que nada le puede ir peor. Debido a que sus padres se separaron hace años, no hace más que ir y venir de una ciudad a otra. Lo que respecta a su físico, no está muy orgullosa de sí misma, se siente estúpida por ser diferente a la gran mayoría de la gente y por si fuera poco, nunca ha besado a un chico, lo que la hace sentir más estúpida aún. Pero pronto empieza a mantener una amistad con Leo, un antiguo compañero de clases, por el que se empieza a enamorar, pero como ella sabe, la vida no es maravillosa, y todo lo bueno trae sus consecuencias... 



Aviso sobre el libro

Hola a todas! Quería avisaros sobre mi libro. Como han visto, hace unos meses empezé subiendo los primeros dos capítulos, pero después de un tiempo lo he retomado y me he dado cuenta de que hay muchos fallos. Asique lo retomaré y iré corrigiendo los fallos, por lo que empezaré subiendo de nuevo, cuando termine de corregirlo. Siento las molestias a aquellas personas que se han interesado por él, pero prometo que esta vez iré enserio. Me gustaría saber si hay mucha gente interesada en mi libro, para ver si vale la pena volcarme en esta historia, o ver que estoy perdiendo el tiempo. Todo tipo de dudas, preguntas o consejos me vendría genial tanto para el libro como para mi blog entero. Muchas gracias y nos vemos pronto con mi próxima entrada!! <3

jueves, 1 de noviembre de 2012

Me gustas.


¿Porqué me gustas? Por que eres tú. 
Solo tú. ¿Habrá otra razon?
Ojalá lo supiera. Así podría saber como dejar de quererte.
Y si no puedo evitarlo, solo pido una cosa. 
Quedarme junto a ti como un amigo que nunca cambie.
Para cuando sientas dolor. Para cuando ames.


Respond me 1997 (serie coreana)
Frase final capítulo 10.