jueves, 2 de agosto de 2012

La música

Mi sueño es ser cantante, desde que era pequeña. Crecí viendo OT (concurso televisivo de canto), con la esperanza de que, cuando llegara a mi mayoría de edad, estaría tras esa pantalla. Dediqué toda mi vida a cantar, no en escuelas ni en clases de canto, pero si cantaba día a día por gusto, participé en varias actuaciones de mi colegio y poco a poco aprendía a base de mis errores. Me dí cuenta de que era lo que se me daba bien y que se me daba mal. Aunque todo eso cambió cuando en un momento dado me vine abajo, pensando que era una posibilidad entre un millón. Decidí torcer mi camino a algo mas realista para mí, y no me arrepiento. La música es el mejor de mis hobbies, mi sueño es ser azafata y viajar por el mundo. Pero aún así no descarto la posibilidad de seguir intentándolo. Pero de pronto, la oportunidad vino en bandeja, un concurso de canto de un centro comercial cerca de mi ciudad, en el que podría demostrar lo que me había guardado todos esos años. ¿Qué lo conseguí? No. No dejé salir todo lo que había en mí, los nervios me comieron por dentro. Pero no me arrepiento, porque esta es una piedra en el camino, y aunque sufrí al pasar por ella, me dí cuenta realmente de lo que quiero hacer con la música, cómo quiero vivirla. Descubrí que lo que había echo de mí una apasionada de la música era en el misterio en el que me encontraba. Durante las semanas de concurso no era yo. Me estresaba, mi voz se apagaba al apenas cantar una sola canción, los acordes de mi guitarra ya no sonaban igual. Esa presión de querer hacerlo bien en el concurso hizo que se me quitaran las ganas de seguir adelante. Ahí me di cuenta que no quería más presiones, ni ahora, ni nunca. Me gusta vivir la música desde el fondo de mi habitación con la guitarra en mano. Me gusta admirar la victoria desde lejos. Sé que la chica que soy no es capaz de afrontar la dura vida de un artista. No estoy preparada para más piedras en mi camino cuando se trata de música. También me dí cuenta que quería continuar cantando, pero no ante un público. Sé que aburriría, porque soy de esas cantantes que cantan más con el corazón que con la música, soy de esas sentimentales, como Alex Ubago con todas sus canciones, jajaja. Vi que como artista aburriría a mi público, pero emocionaría (quizás) a aquellos como yo que aprecian la música desde dentro. Y no digo que sea mejor o peor, sólo es una forma de ver la música. Por eso sigo con mi sueño de ser azafata y recorrerme el mundo como Willy Fog, dejando la música como un sueño imposible pero que hace que mi vida sea mejor y que quiera seguir adelante pese a todos los problemas. Por eso, pese a mis errores, la música nunca se irá de mi vida. Formará parte de ella, para que, cuando me diga a mi misma: "Hasta aquí he llegado", sea la música la que me convenza que la vida es muy bonita, que lo que veo son nubes que cubren el camino. Es por eso que digo, nunca renunciaré. 


Mi sueño empieza HOY y AHORA.